¿Qué es?
Cirugía para tratar fracturas que comprometen los huesos cercanos a la articulación de la rodilla, como el fémur distal, la tibia proximal o la rótula.
¿Cuándo se realiza?
Tras un trauma, caída o accidente que genere una fractura con desplazamiento o afectación articular.
¿Cómo se hace?
El objetivo principal es restaurar las superficies articulares de la rodilla para preservar su función, así como alinear correctamente la extremidad en términos de longitud, rotación y angulación. Esto se logra mediante reducción abierta y fijación interna utilizando placas, tornillos o clavos, de acuerdo con el tipo y trazo específico de la fractura.
¿Qué esperar?
La recuperación depende de la gravedad de la fractura. Generalmente se requiere fisioterapia intensiva, control radiográfico regular y un retorno progresivo al apoyo completo del miembro afectado.